Decía el presidente de Ourensividad y, a la par, del comité científico de estas jornadas, Pablo García Vivanco, en una reciente entrevista publicada por este medio, que los asistentes "se llevarán de este ciclo de puesta en común una gran dosis de longevidad". Y no mentía en esa declaración.
La primera edición de las jornadas de Longevidad y Hábitos Saludables que se organizan en Xinzo -y en toda la provincia- están siendo un verdadero compendio, concentrado y acelerado, de cómo arañarle años al contador biológico de cada uno de nosotros, para que el diferencial entre éste y la fecha del DNI sea lo más amplio posible.
Quizás esa sea uno de los principales mensajes lanzados este viernes en la inauguración de las mismas, junto con otro más potente aún: "No sabemos mucho del envejecimiento, no sabemos muy bien cómo se da y por qué se da. Ahora mismo estamos, en esta materia, como en el estudio del cáncer 50 años atrás", asegura una de las figuras invitadas y que más sabe de este fenómeno natural en el Sur de Europa, el director del Instituto Multidisciplinar do Envelhecimiento de Coímbra, Manuel António Silva Santos.
Con su intervención concluyó la primera de las mesas redondas previstas por la organización, a la que le precedió la de presentación oficial de estas jornadas.
Que la longevidad no es cosa menor -o lo que es lo mismo y nunca mejor traído parafraseando al expresidente Rajoy, es cosa mayor- lo determinó la representación institucional en las primeras comparecencias inaugurales. La segunda autoridad política de la comunidad gallega, y también médico, Miguel Ángel Santalices, presidió el acto inicial, cerrándolo.
Antes que él, comparecieron el concejal presidente del Comité Ejecutivo organizador de las jornadas, Carlos Gómez Salgado de Vedmar; el presidente de la Corporación limiana, Amador Díaz; Manuel Pardo, delegado de la Xunta en Ourense y la diputada provincial Patricia Torres.
Pero fue Santalices, con ese discurso cercano, a la par que paternal y doctrinal, el que dejó las primeras perlas sobre longevidad y los hábitos saludables para conseguirla: "Como dicía un bo mestre meu, a fórmula infalible é moita risa, pouco plato e moita suela de zapato", apuntó, recomendando que "pasear é algo que podemos facer calquera de nós, e un dos mellores exercicios recomendados para unha vida saudable".
Atacó directamente a las salchichas y hamburguesas -"máis abrazos e menos hamburguesas"- y dejó sobre la mesa un par de nuevos debates: "Non é descabellado pensar que non tardaremos en alcanzar unha esperanza de vida próxima aos 150 anos, e deberemos de pensar na fortaleza do noso sistema sanitario para darlle cobertura ás necesidades que xurdan con tan longa esperanza", dijo abriendo el primero de ellos.
El segundo, muy en la línea de una de las ponentes, con la necesidad de que el termalismo comience a introducirse paulatinamente en el catálogo de prestaciones del Sistema Nacional de Salud y Seguridad Social: "Aos ourensáns non teñen que explicarnos nada dos beneficios do termalismo e dos beneficios que supoñen para o tratamento de determinadas doenzas", recalcó.
O termalismo debería estar incluído no catálogo de servizos da sanidade pública (Miguel Ángel Santalices, presidente del Parlamento de Galicia)
Con la recomendación de gastar más suela, el presidente del Parlamento de Galicia dejó el micrófono a los ya ponentes. El primero en subirse a la palestra fue uno de los organizadores, Pablo García Vivanco. Muy fiel a su estilo didáctico, con un discurso ameno y próximo, desveló rápida pero profundamente algunas de las recetas muy válidas para robarle tiempo al tiempo.
Así, y muy gráficamente, detalló cuáles eran los alimentos más beneficiosos para evitar el acortamiento de los telómeros, esa región de los extremos de un cromosoma que se reduce cada vez que una célula se divide y cuya longitud es capaz de determinar, de manera muy científica, la proximidad del óbito natural de un ser humano.
Pues bien, para que éstos se acorten lo justo y nos permitan seguir arrancando hojas al calendario biológico, los grelos, repollos y el brécol deben estar, sí o sí, en nuestra dieta -sobre todo este último-. También ayudarán a ese propósito hortalizas como el tomate, pepino o la zanahoria, regados en ensalada con aceite de oliva virgen extra (AOVE) y, si el pan se torna necesario, mejor integral y con semillas.
Los amantes del café deberán sustituirlo por el té verde. Si la oreja es de cerdo de casa, mejor con pimentón picante, y para postre, tres reyes captadores de radicales libres fruto del estrés: arándanos, moras y frambuesas. No hace falta regarlo con mucho vino -"una copa es suficiente"- y mejor si los anteriores alimentos se cultivan en la huerta de casa -"Galicia tiene el 20 por ciento de las huertas de autoconsumo de todo el territorio nacional, seguida por Andalucía con el 10%"- y son frescos, aunque sea cerdo.
Realizó también una convencida defensa de la patata -"el gran cardiotónico por excelencia con niveles de potasio superiores al de un plátano"- y recomendó pescado azul -"la trucha, por ejemplo"- dos veces por semana y un tomate cada dos días. Eso sí, todo en su justa medida, como las tres horas de media al día en la huerta a golpe de azada: "Ya veréis como os baja el colesterol", bromeó.
Un 26,3 por ciento de los gallegos son mayores de 65 años
José María Failde es doctor en Psicología, profesor titular de la Universidad de Vigo y presidente de la Sociedad Galega de Xerontoloxía e Xeriatría. Fue el segundo en intervenir ante los más de 150 asistentes en el salón de actos de la Casa da Cultura del Concello de Xinzo.
Abordó su exposición con un buen número de datos estadísticos, como que la media de la esperanza de vida en Galicia está en los 83 años, diez más que la media mundial; o que el 26,3 por ciento de todos los gallegos están por encima de los 65 años.
Ampliar la esperanza de vida es la gran conquista social de los últimos 120 años (José María Failde, presidente de la Sociedad Galega de Xerontoloxía e Xeriatría)
La ratio de centenarios en la comunidad está en los 76 por cada 100.000 habitantes. "Es, sin duda, la gran conquista social de los últimos 120 años -ampliar y tanto la esperanza de vida- y debemos aprovechar esta circunstancia como una oportunidad", afirmó.
Dónde se vive más
De su estudio y muchas entrevistas con centenarios o próximos a la franja se sabe que:
- ... La vida en el rural es más longeva, porque allí la "gente no se jubila, tenga la edad que tenga, siempre hay algo que hacer".
- ... La espiritualidad, tenga el Dios que sea, "es muy importante", o
- que se vive más en los lugares que tiene una mayor altura sobre el nivel del mar y que "la hipoxia también ayuda a envejecer mejor, cuyos efectos benefician en patologías como el asma, obesidad o enfermedades coronarias".
- También los más bajos viven más -"pasa también con los perros, por ejemplo"- y, por regla general, "los centenarios tienen una mayor preservación de sus funciones cognitivas", siempre, evidentemente tomando datos estadísticos.
Failde concluyó ejerciendo como el presidente de la Sociedade Galega de Xerontoloxía que es y pidió que "igual que gastamos grandes cantidades del presupuesto público en mantener e investigar nuestro patrimonio histórico o artístico, las administraciones deberían investigar nuestro patrimonio centenario, debería investigar a las personas centenarias, porque son una fuente de sabiduría para toda la sociedad", dijo.
Y si usted, querido lector, cree que el sistema sanitario es el salvador de todos los males, para Failde, más bien no: "Una vez más, los datos son los que son. El sistema sanitario únicamente impacta un 10 por ciento en la salud de todos nosotros. La dieta, el estrés o la soledad restan 15 años a la esperanza de vida de cada uno de nosotros", recalcó.
Dolores Fernández Marcos, médica especialista en Hidrología del Grupo Caldaria, siguió la senda marcada por Santalices en la inauguración y desgranó los beneficios de un termalismo consciente, que "debería estar muy presente en nuestra actividad vital. A nuestros abuelos no había que explicarles los beneficios de tomar las aguas. Ahora, hemos pasado de los agüistas pacientes a los agüistas turistas y los beneficios del agua van mucho más allá de la simple relajación", afirmó.
Concluyó la mesa redonda un médico portugués, pero no uno cualquiera, sino el responsable máximo del país luso en investigar su envejecimiento y el de los europeos del Sur del continente.
Manuel António Silva Santos es catedrático de Medicina en la Universidad de Coímbra y director del Instituto Multidisciplinar do Envelhecimento portugués. Maneja un importante presupuesto de varias administraciones, también de la Comisión Europea -más de 20 millones de euros en el total-, algo que está a años luz de la inversión autonómica, por ejemplo, en materia de investigación gerontológica.
Tres o cuatro ideas básicas dejó tras presentar el funcionamiento de su institución, de la que dijo que su modelo era esencialmente distinto al de Ourensividad: "Nosotros comenzamos a investigar al mayor desde la Universidad, el proyecto nació en ella. Aquí, la investigación arrancó desde el colectivo y transitó hacia la Universidad", puntualizó.
Para Silva Santos, "podemos cambiar la edad biológica, y ello nos permitirá alterar el ritmo de envejecimiento. Eso es fundamental. Y lo podemos hacer cambiando nuestros comportamientos, una persona de 70 años puede tener una edad biológica de 50. Retrasar al máximo el avance de este parámetro garantiza que se retrasa la aparición de las enfermedades crónicas", explicó.
Al público sorprendió con un par de afirmaciones, una estadística y otra fruto de sus investigaciones: "¿Sabéis que muere mucha más gente por la alimentación en el mundo que de hambre? Desde que la comida abarató su precio, llegó a mucho más gente, dejó de ser un lujo y comenzamos a amar la comida. Social y familiarmente, amar la comida es bueno. Los gallegos compartís ese amor con los portugueses, nosotros también amamos la comida. Y aquí reside uno de los grandes problemas, la cantidad de lo que comemos, que hace que se muera más gente en el mundo por el exceso que por la falta de alimentación".
El catedrático aseguró que "preguntarse si llegaremos a los 200 años de esperanza de vida es ya una pregunta válida, el reto es alcanzarlos con salud. Y en ello estamos trabajando porque, realmente, a día de hoy, no sabemos cómo ni porqué envejecemos. Estamos comenzando una nueva era, por eso que preguntarnos dónde estará el límite máximo de nuestra vida es ahora una cuestión que no puede ni debe sonar ridícula", finalizó el director científico del MIA-Portugal (Multidisciplinary Institute of Ageing, o lo que es lo mismo, el mencionado Instituto Multidisciplinar de Envejecimiento).